NACHO VEGAS
Nacho Vegas - Canciones desde el Palacio
En el año de publicación de su doble álbum Cajas de música difíciles de parar, Nacho Vegas firma (cinco nuevas) Canciones desde palacio; una ampliación considerable de su propio universo musical, a la par de seguir definiendo una manera de hacer única. También se podría decir que este nuevo epé (lo llamaríamos mini-álbum si no sonara tan chusco, lo de mini... ) se trata de un crisol de su breve-pero-intensa carrera en solitario, ya que dos composiciones son de reciente creación y las otras tres proceden de las sesiones del doble, si bien la que lo cierra ya existía antes de la grabación de Actos inexplicables.
"Canción de palacio #7", otro nuevo himno rock (como alguno seguro la definirá) abre el disco, y para nosotros, sin duda, uno de los momentos musicales más elevados del año. Lugares comunes, la necesidad de crear espacios donde protegerse, donde sentirse como un rey, aunque a veces, ni por esas... Continúa "N. V. contra la industria del disco", que comienza con la mítica frase "El sol se pega a mi piel como un gusano de mar" (¡qué coño es eso!) Cierto aire country, sobre todo debido al pedal steel, el banjo y la percusión "bucal", para dejar claro que no es difícil encontrar gente que quiera hablar (y menos bajo la influencia de algunas drogas), pero sí que estén dispuestos a decir la verdad. En cualquier caso, desde Limbo Starr queremos recalcar que también estamos en contra de la industria, a veces incluso hasta de los discos.
En el meridiano nos sorprende "La magnitud de la tragedia" (o lo que en principio, y dependiendo de lo perezoso de la escucha, podría parecer una canción menor), revelándose como el momento más amable y dulce de la obra, que da paso a "Canción de Isabel", brutal historia que surgió del relato homónimo incluido en Canciones Contadas (Ed. Km1, 2001), inspirado en "Marie" del muy presente Townes Van Zandt.
Cierra el disco "En la ardiente oscuridad", la primera canción de N. V. que se puede bailar (¡pruébelo!) Guiños a los Wailers en las guitarras; sintetizadores y violas que enferman para musicar una historia/declaración de principios: "Y tuve que entender que aún hay otra luz que queda cuando en mí se pone el sol, y ahí estoy: en la ardiente oscuridad". Declaraciones de una conciencia obsesionada con la necesidad de explicarse a sí misma, de revelar sus pasiones y de dar a conocer sus crisis más íntimas; el deseo de explorar y registrar, y así tal vez mitigar sus conflictos y miedos, sus apetencias y sus ansias.
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